Éste es el famoso libro que conseguí una tarde en que me sorprendió una lluvia tan inesperada como atípica, por la fuerza que adquirió durante dos pocos minutos que duró.
Siguiendo con mi costumbre de leer los prólogos de los libros antes de entrar de lleno en los mismos, hallé información muy interesante. Sabía del carácter pesimista -o realista- de Pessoa, mas lo que me llamó la atención de cuanto leí fue descubrir que era un místico. A las ideas católicas les añadía un fuerte componente pagano, necesario -según él- para la supervivencia del cristianismo. Y, más allá de esto, creía en la próxima llegada de un período de gloria para Portugal, conocido como el Quinto Imperio; el rey Sebastián II (otra historia apasionante, por cierto; una leyenda que me hizo pensar en el dios Quetzalcóatl, cuyo regreso esperaban los aztecas, y a causa de lo cual lo confundieron con Cortés) regresaría reencarnado en otro líder. Él mismo se tenía como una especie de mesías, que encabezaría el renacimiento en el mundo de las artes, tomando el testigo de Camôes, el gran escritor del siglo XVI. Todo esto me desconcertó mucho; pues, si bien el hecho de que fuera un místico me pareció muy ingenuo, el verse como la vanguardia de las letras en su país me descolocó por completo. En cualquier caso, su poesía me apasionó tanto como El libro del desasosiego. Por favor, los entendidos en Pessoa aportad información. Gracias. Ahí van algunos poemas de mi alter ego:
Absorto e incierto
y sin conocer,
floto en el mar muerto
de mi propio ser.
Me siento pasar
porque agua me siento…
Te veo oscilar,
vida-descontento…
De velas privado…
la quilla virada…
El cielo estrellado
frío como espada.
Soy cielo y soy viento…
Soy barco y soy mar…
Que no soy yo siento…
Lo quiero ignorar.
—————————–
Aún no es de noche y siento
que el cielo ya está frío.
El azote del viento
envuelve al tedio mío.
¡Qué victorias perdidas
por no haberlas querido!
¡Cuántas perdidas vidas!
Y el sueño que no ha sido…
¡Viento, ven del desierto
de la noche que crece!
Hay un silencio incierto
tras lo que me estremece…
Llanto de sueños fútiles,
que recordando voy,
inútiles, inútiles-
¿Quién me dirá quién soy?
—————————————-
Aquí, al borde de la playa, mudo y contento del mar,
sin que nada atrayente haya ni nada que desear,
soñaré, tendré mi día, la vida remataré,
y nunca tendré agonía, pues pronto me dormiré.
La vida es como una sombra que transita sobre un río
o como un paso en la alfombra de un cuarto que está vacío;
el amor sueño es que llega y al poco ser que se es viene;
la gloria concede y niega; la fe verdades no tiene.
Por eso en la orilla trigueña de la playa sin rumor
mi alma se ha vuelto pequeña, libre de pena y dolor;
sueño sin casi ya ser, pierdo sin haber tenido,
y he empezado a perecer mucho antes de haber nacido.
Dadme, donde estoy naciendo, sólo una brisa fugaz;
nada al azar voy pidiendo, sino una brisa en la faz;
dadme sólo un vago amor de cuanto nada tendré,
no quiero gozo o dolor, ni vida ni ley querré.
Sólo, en silencio rodeado por el brusco son del mar,
quiero dormir sosegado, sin nada que desear
de este ser, en la distancia, nunca suyo, descansado,
por la brisa sin fragancia de cualquier cielo tocado.
——————————————————————
El tiempo que yo he soñado
¡cuántos años fue de vida!
¡Ah, cuánto de mi pasado
fue sólo vida mentida
de un futuro imaginado!
Aquí a la orilla del río
sin razón descanso ufano.
Éste su correr vacío
figura, anónimo y frío,
la vida vivida en vano.
¡Poco la esperanza alcanza!
¿Qué deseo vale el trofeo?
El balón que un niño lanza
vale más que mi esperanza,
rueda más que mi deseo.
Olas de río, tan leves
que ni olas llegáis a ser,
horas, días, años, breves
pasan -verdores y nieves
que un sol hace perecer.
Gasté cuanto tenía,
soy más viejo que soy yo.
La ilusión me mantenía
y de reina se vestía:
al desnudarse, abdicó.
Leve son de aguas golosas
-lentas- de la orilla ida,
¡qué memorias soporosas
de esperanzas nebulosas!
¡qué sueño el sueño y la vida!
¿Qué hice de mí? Me encontré
cuando ya estaba perdido.
Impaciente me dejé
igual que un loco que aún cree
lo que le fue desmentido.
Muerto son de sosegadas
aguas, que es porque ha de ser,
lleva memorias mezcladas
con esperanzas finadas
que tienen que perecer.
Yo soy el muerto futuro.
Y me ata a mí un sueño muerto-
sueno atrasado y oscuro
de lo que debo ser: muro
del jardín mío desierto.
¡Olas pasadas, iré
hacia el olvido del mar!
Atadme al que no seré:
con un andamio cerqué
la casa por fabricar.
——————————————-
Hoy, con cielo tranquilo y tarde hermosa,
mientras la noche sin notarlo viene,
quiero considerarme y ver qué cosa
yo soy, y lo que soy qué es lo que tiene.
Miro por todo mi pasado y veo
que fui quien fue lo que tenía al lado,
salvo lo que un incógnito deseo
de ser yo mismo de mi ser me ha dado.
Cual ya leídas páginas observo
a quien de mí yo he sido con fijeza,
y a nada de verdad en mí conservo,
salvo un ansia que ni acaba ni empieza.
Como el que se distrae durante el viaje,
seguí por dos caminos a la par.
Fui, con el mundo, parte del paisaje;
conmigo fui, sin ver ni recordar.
Llegado aquí, conozco y considero
que soy distinto en el que informe estoy.
Yo mismo me atravieso en mi sendero.
Al que fui no conozco en el que soy.
¿Seré yo, porque nada es imposible,
varios traídos de otros mundos, y
en el punto espacial solo y sensible
que soy, yo siendo por estar aquí?
¿Seré yo, porque todo el pensamiento,
bien puede ser, lo puedo concebir,
aplazado y murmúreo momento
de tiempo-seres que hago yo vivir?
—————————————————-
Ven a sentarte conmigo, Lidia, a la orilla del río
Con sosiego miremos su curso y aprendamos
que la vida pasa, y no estamos cogidos de la mano
(Enlacemos las manos.)
Pensemos después, niños adultos, que la vida
para y no se queda, nada deja y nunca regresa,
va hacia un mar muy lejano, hacia el pie del Hado,
más lejos que los dioses.
Desenlacemos las manos, que no vale la pena cansarnos.
Ya gocemos, ya no gocemos, pasamos como el río.
Más vale que sepamos pasar silenciosamente
y sin grandes desasosiegos.
Sin amores, ni odios, ni pasiones que levanten la voz,
ni envidias que hagan a los ojos moverse demasiado,
ni cuidados, porque si los tuviese el río también correría
y siempre acabaría en el mar.
Amémonos, tranquilamente, pensando que podríamos,
si quisiésemos, cambiar besos y abrazos y caricias,
mas que más vale estar sentados el uno junto al otro
oyendo correr al río y viéndolo.
Cojamos flores, cógelas tú y déjalas
en tu regazo, y que su perfume suavice el momento-
este momento en que sosegadamente no creemos nada,
paganos inocentes de la decadencia.
Por lo menos, si yo fuera sombra antes, te acordarías de mí
sin que mi recuerdo te queme o te hierva o te mueva,
porque nunca enlazamos las manos, ni nos besamos
ni fuimos más que niños.
Y si antes que yo llevase el óbolo al barquero sombrío,
nada habré de sufrir cuando de ti me acuerde,
a mi memoria has de ser suave recordándote así a la
orilla del río.
Pagana, triste y con flores en el regazo.
————————————————————————-
Maestro, son plácidas
todas las horas
que malgastamos,
si al malgastarlas,
cual en un jarro,
ponemos flores.
Que no yaya tristezas
ni alegrías
en nuestra vida,
Así, sepamos,
sabios incautos,
vivirla no,
sino pasarla
tranquilos, plácidos,
siendo los niños
nuestros maestro.
Naturaleza
llene los ojos…
Al pie del río,
junto al camino,
según el caso,
siempre en el mismo
descanso leve
de estar viviendo.
El tiempo pasa,
nada nos dice.
Envejecemos.
Sepamos,
con malicia casi,
dejarnos ir.
De nada vale
hacer un gesto.
No se resiste
al dios atroz,
dios que sus hijos
siempre devora.
Cojamos flores,
mojemos leves
nuestras dos manos
en calmos ríos
para aprender
también la calma.
Frente al sol, siempre,
cual girasoles,
no de la vida
sintamos, yéndonos,
remordimientos
de haber vivido.
————————————-
No tengo, no, ya duda o alegría;
pero a esa duda no regreso ya
ni a esa duda yo regresaría
si me fuese posible; siento orgullo
de haber llegado aquí, donde antes nadie,
ni en las alas del loco pensamiento,
ni en las alas de la loca fantasía,
llegó. Y aquí me quedo. Consolado
en este incalculable desconsuelo.
———————————————————-
¡Oh mi alma amarga
llena de hiel, y no poder llorar!
Quien siente llora, mas quien piensa no.
Y así yo, cuyo amor y desventura
de pensar vienen, ¿dónde hallaré lágrimas
si ellas para pensar no fueron dadas?
Ya no podré deciros tan siquiera:
¡oh lágrimas, venid! ¡Ni ya pensar
que llegaré a llorarlas!
————————————————————
Cuanto toma una forma o ilusión
de forma, en las palabras, no consigue
darme, cerrada la mirada, en mí,
del pensamiento, la ilusión de ser
una expresión de lo que no se expresa
ni por decir que no se expresa. Vida,
Idea, Esencia, Trascendencia, Ser,
todo cuanto de vago y de sombroso
pueda ocurrirse al sueño de pensar,
aunque sea hondamente concebido,
ni aún por horror de ese imposible deja
entrever, de lo que es, sombra o deseo.
¡Con cuánta realidad el mundo es sueño!
¡Con qué ironía, más que todo amargura,
no me constriñe, fría y negramente,
a mí esta inquieta pretensión de ser!
———————————————————-
Pasmo siento al pensar que sea la muerte
encontrar al misterio cara a cara
y conocerlo. Por fatal que sea
la vida y el misterio de vivirla
y la ignorancia en que el alma vive,
peor relampaguea por mi alma
la idea de que al final todo será
sabido y claro…
Si yo saber pudiera que en la muerte
me acabaría, que me haría nada,
hacia la muerte avanzaría, pávido
mas firme al pensar de su nada.
———————————————————
Sólo una cosa me apavora
a todas horas y ahora:
es que veré a la muerte frente a frente
inevitablemente.
¡Ah, este horror yo no lo sé expresar!
No poder huir de él, no poderlo olvidar.
¡Que el tiempo cese!
¡Que sea para siempre este momento!
¡Que nunca me aproxime a ese
horror que mata al pensamiento!
————————————————————-
Traigo dentro de mi corazón,
como un cofre que no se puede cerrar de tan lleno,
todos los sitios en que he estado,
todos los puertos a los que he arribado,
todos los paisajes que he visto a través de ventanillas o portillas,
o de cubiertas, soñando,
y todo esto, que es tanto, es poco para lo que quiero.
…
He viajado por más tierras que aquéllas en las que he tocado…
He visto más paisajes que aquéllos en los que he puesto los ojos…
He experimentado más sensaciones que todas las sensaciones que he sentido,
porque por más que sintiese siempre me faltó qué sentir
y la vida me ha dolido siempre, siempre me ha sido poca cosa, y yo, desgraciado.
(Fragmento de Tránsito de las horas)
——————————————————————————————————
No sé. Me falta un sentido, un tacto
para la vida, para el amor, para la gloria…
¿Para qué sirve cualquier historia
o cualquier acto?
Estoy solo, como nadie lo ha estado,
hueco dentro de mí, sin después ni antes.
Parece que transcurren sin verme los instantes,
mas transcurren sin paso alado.
Empiezo a leer, pero me aburre lo que aún no leí.
Quiero pensar, mas me duele lo que iré a concluir.
El sueño me pasa antes de tenerlo. Sentir
es todo como algo que ya vi.
No ser nada, ser una figura de romance,
sin vida, sin muerte material, una idea,
cualquier cosa que nada tornase útil o fea,
una sombra en un suelo irreal, un sueño en un trance.
————————————————————————
No: no quiero nada.
Ya he dicho que no quiero nada.
¡No me vengáis con conclusiones!
La única conclusión es morir.
¡No me vengáis con estéticas!
¡No me habléis de moral!
¡No me pregonéis sistemas completos, no me pongáis en fila
conquistas
de las ciencias (¡de las ciencias, Dios mío, de las ciencias!),
de las ciencias, de las artes, de la civilización moderna!
¿En qué he ofendido a todos los dioses?
¡Si tenéis la verdad, guardáosla!
Soy un técnico, pero sólo tengo técnica dentro de la técnica.
Fuera de eso, estoy loco, con todo el derecho a estarlo.
Con el derecho a estarlo, ¿lo habéis oído?
¡No me fastidiéis, por amor de Dios!
¿Me queríais casado, fútil, cotidiano y tributable?
¿Me queríais todo lo contrario, lo contrario de lo que sea?
Si fuere otra persona, os daría gusto a todos.
Así como soy, ¡tenéis que aguantaros!
¡Íos al diablo sin mí!
¡O dejadme irme solo al diablo!
¿Por qué habíamos de irnos juntos?
¡No me cojáis del brazo!
¡No me gusta que me cojan del brazo! Quiero ser solo.
¡Ya he dicho que soy solo!
¡Ah, qué fastidio querer que sea de compañía!
¡Oh cielo azul -el mismo de mi infancia-,
eterna verdad vacía y perfecta!
¡Oh ameno Tajo ancestral y mudo,
pequeña verdad en la que el cielo se refleja!
¡Oh amargura revisitada, Lisboa de antaño y de hoy!
Nada me dais, nada me quitáis, nada de lo que yo sienta sois.
¡Dejadme en paz! No tardo, que yo nunca tardo…
¡Y mientras tarda el abismo y el silencio quiero estar solo!
Pues no conocía a Pessoa, aunque si la historia en que los precolombinos confunden a Cortés con Quetzalcóatl. Las poesías me han transmitido mucha sensibilidad, melancolía… ¡Y me ha sorprendido ver una con mi nombre! Gracias por compartir 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Lidia. Si no conocías a Pessoa y tienes un carácter melancólico, te lo recomiendo muy encarecidamente. Un saludo!
Me gustaLe gusta a 1 persona