ESPECTADOR INDISCRETO

Hace ya unas cuantas horas que ha caído la noche. No. Hace apenas una hora. Y justo entonces me aventuro por las mismas calles que de costumbre, por los mismos lugares que la noche anterior, por los mismos barrios que mañana recibirán mis pasos, acaso más cansados, acaso más resignados. De nuevo el mismo bar en la esquina, distintos clientes, tal vez; de nuevo conversaciones que no llego a descifrar, pero que quizá alcance a percibir como un rumor perdido; de nuevo risas cómplices, la expresión de esa dicha desconocida, ese ambiente bohemio tantas veces deseado, tantas veces soñado. Ahora que lo recuerdo, mientras lo relato con calma, ya con la visión un tanto distorsionada por el paso del tiempo, acude a mi mente la imagen de un cuadro, creo que de Van Gogh. Acaso el cuadro anticipara el bar donde yo me encontraba, o el bar cobrara vida real gracias al cuadro. Es curiosa la semejanza, una semejanza que hace pensar en una visión cíclica, donde ambas ideas parecen retroalimentarse, y donde yo rompo esa complicidad cada noche con mi indiscreta presencia de observador directo, aunque fugaz, de apenas unos segundos, los que preciso para cruzar a la acera de enfrente.

Pero no. Sé que esas calles parecen las mismas, pero son distintas, del mismo modo que yo soy distinto de aquél que ayer escribió una historia distinta. Ya no volveré a ser aquél que fui, ni volveré a ser éste que en estos momentos soy, que estoy siendo. Es algo tan fugaz, que provoca vértigo sólo el mero hecho de pensarlo. Sé que ayer escribí, en esencia mantengo mi pensamiento siendo el mismo, y llego a creer que nada ha cambiado en mí, que el mundo sigue intacto. Esta noche regresaré a esas calles; de nuevo cuando alce la vista al cielo veré ese polvo iluminado por la luz de las farolas, o a las viejas beatas a la puerta de la iglesia; el firmamento se vestirá de luto, a veces un luto riguroso; otras, con amables nubes que lo surquen con diferentes formas y dibujen en él un lienzo expresionista. También sé que la luna será diferente; que ya no será la luna llena tan hermosa que vi ayer; que estará un poco más oculta, aunque mi vista imperfecta tal vez no se percate de ello. Me deslizaré por el antiguo cauce del río sumergido en mis reflexiones, en mis añoranzas por los momentos perdidos, por esos cafés donde se comparte tanta alegría, donde tantos seres anónimos aparecen unidos antes de disolverse en los secretos misterios de la madrugada. Volveré a ser ese espectador indiscreto dentro de mi propio cuadro, triste lienzo donde un pintor negligente olvidó pintar una sonrisa en mis labios y donde sigo esperando esa lluvia que esparza la tinta, y que en su fuga limpie mis lágrimas y haga sanar mis heridas.

Autor: Javier García Sánchez,

desde las tinieblas de mi soledad.

3 comentarios en “ESPECTADOR INDISCRETO

      1. Nadie te prohibe que escribas tan nostálgico como quieras. No me malinterpretes, pero sé por experiencia que cuando uno escribe con mucha melancolía es que la lleva dentro… Es solo un comentario, espero que no te moleste. Un saludo.

        Le gusta a 1 persona

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