Quiero compartir este poema de mi amiga Emafis. Me encantó por su sensualidad y su romanticismo, siempre con un toque melancólico y un tanto desgarrador, pero verdaderamente precioso.
Tras el manto dormido de la mañana se dibujan las horas, mientras yo te busco, pecado de mis entrañas, delirio que apareciste de la nada, que te colaste entre mis ventanas rotas, delirio con el que sueño y no descanso.
El dolor se empeña en atravesar mi pecho y por un instante temo perderte, pero me giro y me tropiezo una vez más con tus ojos, seres jubilosos que me devuelven la vida, que se convierten sin pretenderlo en la luz eterna que me deslumbra.
Dejo que tus labios fríos busquen mi cuello y descansen , mientras el aire cálido de tus pulmones se revuelve salvaje dentro ti y lucha por escapar con violencia de tu boca.
El invierno moribundo vuelve a huir despavorido de nuestras sabanas enrojecidas, al sentir como nuestros cuerpos temblorosos y atormentados despiertan como si lo hicieran por primera vez.
Nuestras manos nos poseen y nuevamente…
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