UN GRAN ERROR

Escrito presentado a reto del grupo Literatura, artes, ciencia, erotismo y humor para mentes abiertas.

En cada gota de aquel misterioso brebaje se encontraba una pequeña partícula de aquel mundo superior que lo había creado; cada molécula con un soplo de vida que contenía la gran diversidad de sentimientos, toda esa variada amalgama de pasiones, desde las más puras hasta las más viles. Ahí se hallaban el amor, la bondad, la amistad, la sinceridad, la ternura…; pero también el egoísmo, la avaricia, la traición, el rencor o la mentira. Sentimientos opuestos y enfrentados que albergaban en sus corazones las divinidades, capaces de las acciones más sublimes, pero también de las más soberbias.

Estos seres, arrebatados por su inconmensurable orgullo y ahogados por su inmensa arrogancia, no habían podido soportar, con todo, la soledad que les rodeaba; y en su afán de escapar a ese vacío que inundaba sus almas, decidieron crear aquel microcosmos, para que reprodujera los goces y las intrigas de su vasto universo. Pero en todo acto de vanidad hay un alto componente de inseguridad, de necesidad de sentirse poderosos. Y, así, aquellos seres necesitaban que las nuevas criaturas supieran de su existencia; que les rindieran puntual homenaje y se humillaran ante su soberana fuerza. En su nombre realizarían actos sagrados, pero en su nombre también llevarían a cabo las mayores catástrofes. Delicioso y amargo caldo de cultivo, que poseía en sí el germen de su propia destrucción; pues las cualidades más horribles ganaron sobre las humildes, y los espíritus bondadosos fueron oprimidos y tratados con desprecio por los malignos, que alzaron fieras miradas al cielo y, ensoberbecidos contra quienes gobernaban el vasto Olimpo, en lo sucesivo les negaron sumisión y obediencia, cegados por la absurda creencia de que podían desafiar, y aún vencer, a aquellos poderes.

La paciencia de las supremas autoridades se mantuvo intacta durante un tiempo, compasivos ante actos tan inconscientes y enfermizos. Pero no podía durar eternamente su benevolencia; y un día empezó a menguar, primero discretamente, luego transformada en acre resentimiento. Se abrieron acalorados debates en la Asamblea regia, donde se debatía acerca del castigo que se infligiría a la obra sublevada, a aquella creación frustrada que pretendía burlarse de ellos y aniquilar cuantas obras bellas les rodeaban. Fueron cónclaves tensos; pues los había que, aún ofendidos, se resistían a exterminar al hijo rebelde, al niño enloquecido, creyendo que tarde o temprano recuperaría la cordura. No obstante, prevaleció el dictamen de aquéllos que, cansados de esperar, abogaron por la muerte. El presidente de la Corte Suprema vertió el nefando líquido en las áureas copas de los asistentes; y cuando éstos bebieron de ellas, pusieron fin a su mayor error, a raza tan infame.

Autor: Javier García Sánchez,

desde las tinieblas de mi soledad,

14-07-2017.

5 comentarios en “UN GRAN ERROR

    1. Wow! Connec el mite de Pandora, però ara mateixa el tinc una mica oblidat! He tingut que revisar-ho, i m’he rigut, no t’ho vaig a negar, jajaja! el mite de Pandora, el de Helena de Troia, el de Cassandra… Les dones sou les culpables de tots els mals, jajaja. Les religions són molt missògines!

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