-¿Pero lo dices en serio? ¿De verdad te vas a casar por pasta?
-¿Y por qué no? Es un negocio como otro cualquiera.
-Pero tú no necesitas la pasta; vives con tus padres.
-¿Y qué? La pasta nunca viene mal. Así puedo invitaros a una cena, o hacer lo que me dé la gana.
-Juan, tío, tú lo ves como un negocio, como una manera fácil de ganar pasta; pero esas cosas se investigan. Y en vuestro caso tenéis muchas papeletas para que desconfíen. Te casas con 19 años. Eso no tiene sentido; eres casi un adolescente.
-Bueno, en realidad tengo 20.
-¿Y ella? Has dicho que está haciendo el MIR, de modo que tendrá más que tú.
-25.
-Tío, ¡es vieja para ti!
-¡Joder! ¡Qué pesados sois! ¿De verdad creéis que van a investigar tanto?
-A ver, cariño: mucha gente se casa por el tema de los papeles; y lo vuestro es más que evidente.
-Pues yo no lo veo tan evidente. No somos más que dos postadolescentes románticos y gilipollas que se han enamorado a primera vista y han decidido hacer una locura sin pensarlos dos veces. Esas cosas pasan.
-¿Y todo fue así porque sí?
-Diremos que nos conocimos el año pasado por la red; que yo buscaba información para un trabajo de la carrera y que accidentalmente me topé con un blog de poesía que tiene; empecé a leer, me gustó; iniciamos el contacto, intimamos; ella me dijo que este año venía a España, yo le busqué piso junto al mío, y luego todo se desató.
-Muy bonito.
-¡Entonces es poeta! ¿Y qué tal escribe?
-¡Y yo qué sé! He dicho que tenga un blog de poesía, no que lo haya leído; ni tan sólo sé cómo se llama. Eso es lo que diremos si nos preguntan.
-¡Qué romántico! ¡Se nota que estás perdidamente enamorado!
-¡Joder! ¡¿Sois de la secreta!? ¡Con tantas preguntas lo parece!
-Pues ve acostumbrándote, cariño. Si te joden las preguntas que te hacen tus amigos, estas bromas a tu costa para echarnos unas risas, tienes un problema. Aquí estamos todos de buen rollo, y te planteamos las cosas lo mejor que podemos. porque te apreciamos, al margen de que nos descojonemos por tu hazaña, conquista, fechoría o como quieras llamarla. Lo que hacemos es someterte a un pequeño ensayo. Y otra cosa: si os casáis, investigarán que viváis juntos.
-Eso es fácil; ella se muda a mi casa o yo me voy a la suya. Al fin y al cabo, somo vecinos. No hay problema. Incluso podemos cambiar la versión y decirle que desde el principio le invité a vivir conmigo.
-¿Y qué harás si te pillas por ella o ella se pilla por ti?
-Eso no pasará.
-¿Y tú cómo lo sabes?
-Mayra, tía, no seas peliculera. Ella quiere los papeles y yo quiero la pasta; los dos lo tenemos claro.
-Sí, sí, los dos lo tenéis claro. Yo también tenía muy claro que sólo quería una amistad con Gabi.
-A ver, tíos, Gabriela tiene cinco años más que yo. La chica está buenísima, la verdad; pero no pienso quedarme con ella.
-La cuestión no es lo que pienses ahora, sino lo que pienses más adelante.
-La verdad es que esto es muy irónico y muy gracioso. Juan, el solterón empedernido, casado. En un año te vemos cambiando pañales.
-¡Vete a la mierda!
-Pero, a ver: puede que tú no te pilles, pero, ¿y si se pilla ella?
-Entonces, más le vale no hacerlo, porque en cuanto pase todo pediré el divorcio.
-No hay duda. Eres un perdido romántico.
-Pero si os vigilan estarás una temporada como en una cárcel; tendrás que vivir con ella, no podrás acostarte con otras chicas, ni quedar con nosotros. Y en cuanto al curso, ¿podrás mantenerlo con normalidad, romántico enamorado? ¿No te desbordará la situación?
Autor: Javier García Sánchez,
desde las tinieblas de mi soledad,
27-07-2018.
A veure si finalment es casa o al final es «raja» jajaja
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jajaja. Ja ho vorem més endavant.
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