UNA NUEVA ETAPA (CCLVI)

CUADERNO DE GABRIEL

LA GRAN BATALLA (XV)

-Y, con eso que me cuentas, ¿el tipo necesitaba tanta seguridad?

 

-Como te he dicho, su fuerza deriva del sol; al caer la noche es muy vulnerable. Lo que viste en Erthos fue excepcional; le llevó un gran esfuerzo; se sirvió del fuego que había en el ambiente, de las balas que surcaban por el aire, para conseguir aquella energía. Pero lo que más le ayudó fue aquel potente haz de luz que desprendía tu hombro. ¿Cómo lo hiciste? Casi te servía de escudo. Hiciste una carnicería.

 

Es largo de explicar. Esta estrella me ha acompañado siempre; también ella es mi vida. En los casos más comprometidos me ha dado gran fuerza, como visteis ayer; pero, según la profecía, la noche en que se alineen las tres lunas será cuando más poderosa sea. Albus lo sabe; por eso le interesaba tanto que viniera.

 

-¿Y cuándo se supone que será eso?

 

-No estoy segura. Puede que en un mes; puede que en una semana. Deberíamos preguntarles a los astrónomos.

 

-¡¿Qué!? Y con esos tiempos, ¿por qué atacamos ayer?

 

-Porque a los de Erthos les hacía falta un escarmiento. Además, no sé si quiero llegar a una situación como la de las tres lunas.

 

-¿Por qué?

 

-Haces demasiadas preguntas, y apenas nos conocemos.

 

-Tú también las haces.

 

-Es distinto. Yo estoy al mando de la operación; y mis preguntas se ciñen a lo que tiene que ver exclusivamente con la empresa que llevo entre manos.

 

-Puede que tú estés al mando, pero si desconfías de los tuyos, por más fuerza que tengas, nunca podrás huir de la soledad.

 

-¿Y me lo dices a mí? ¿Por qué no se lo dices a Albus, que ha vivido aislado durante treinta años y ha contemplado la guerra sin ensuciarse las manos, a pesar de lo que podía haber hecho por su pueblo?

 

-Se lo diré, si es lo que quieres y me das tu palabra de apoyarme cuando llegue el momento. Si te lo he dicho a ti, es porque me inspiras más confianza. Él es anciano; tú, joven. ¿Quieres seguir sus pasos?

 

-Es posible que el camino de Albus y el mío cconverjan en un punto determinado.

 

-¿Qué quieres decir?

 

-Tú mismo me has dicho que se sirvió de mi luz para concentrar energía. El día de las tres Lunas podemos arrasar Erthos.

 

-¿Arrasar Erthos? Pensaba que lo nuestro era una maniobra defensiva?

 

-Y lo es; pero no sé cuáles serán los planes de Albus. Si se apodera de mi energía, no puedo impedir que la utilice a su antojo.

 

-Eso sería muy peligroso; incluso para ti. Podría utilizar tu energía contra ti misma.

 

Se habían parado en medio de la calle; la joven y el otro se miraban con semblante circunspecto, mientras los demás observaban sin intervenir. La zona donde se hallaban, solitaria, era propicia a las confidencias.

 

-Sí; hay un riesgo. Es por eso que quisiera resolver este problema antes de la noche de la triple luna. De momento me necesita; pero si llega esa noche y tenemos que luchar juntos, no sé en qué pueda acabar todo.

 

-Ya. Es tu vida la que está en juego; pero, de alguna manera, también la de los demás. Una vez acabada la guerra, si te eliminara, incurriría en arbitrariedades; sería aún más despótico.

 

-¿Y qué te hace pensar que yo no lo haría?

 

Autor: Javier García Sánchez,

desde las tinieblas de mi soledad,

29-10-2018.

 

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