CUADERNO DE GABRIEL
LA GRAN BATALLA (XXVII)
-¿Y qué hay del medio de transporte que me prometiste?
-No lo dirás en serio. Si tratas de salir del planeta, te matarán.
-Luego, ¿los rumores son ciertos?
-¿Qué duda cabe? Esto va a estallar de un momento a otro. Los presidentes de los siete Continentes han presentado sus candidaturas; tratan de atraerse a los militares de las demás regiones, impulsar traiciones para ver si se sublevan y asesinan a sus líderes. Ahí es donde empieza el primer juego, un juego de lealtades.
-¿Y qué hay de ti? ¿Con quién estás?
-Aún no he tomado partido por nadie.
-Entonces, no tienes claro mantener la fidelidad a tu presidente.
-Tampoco tú se la tuviste a Albus.
-No tiene nada que ver. Yo no soy de este planeta; no le debía ninguna fidelidad; no era mi presidente. Y, por si fuera poco, yo tenía un motivo personal de gran peso para hacer lo que hice.
-Bueno, pero yo también tengo mis principios; no voy a seguir al presidente de Neustrasia sólo porque me destinaran a su compañía.
-Pero hay otra diferencia: a Albus todos lo detestaban; por eso sabía que no me pasaría nada si lo aniquilaba. A ti, en cambio, te perseguirán.
-Sí; ése es un asunto importante. Y es por ello que no podría rebelarme solo; necesitaría la seguridad de contar con unos cuantos millones para sofocar a los que le fueran fieles.
-Ya veo… ¿Y cuánto se puede demorar todo esto? Un conflicto largo os puede provocar problemas muy serios; lo sabes, ¿verdad? Por otra parte, has de tomar una decisión muy importante.
-Ya. Si los dirigentes no fueran tan ambiciosos, resolverían el asunto de la sucesión de una manera pacífica; pero, con una guerra civil y escala planetaria, el conflicto supondría hambruna, miseria, muertes… Y quién sabe lo que haga Erthos. Podría prolongarse años; una década, tal vez.
-¡Una década! ¡¿Y pretendes que me quede encerrada en esta tierra durante todo ese tiempo!?
-A mí no me digas; no depende de mí. Claro que, si quisieras, podrías participar. Eres guerrera; no puedes salir del planeta; y si tomas las armas ayudarás a que todo termine antes.
-¿Me estás pidiendo que te ayude a matar al gobernador de Neustrasia?
-No; no te adelantes. Desde luego, me encantaría tenerte de mi parte; pero aún no he decidido qué partido tomar.
-Lo sabías, ¿verdad? Cuando estábamos en Erthos ya sabías que pasaría todo esto; que me quedaría atrapada en Astracán y que no tendría otro remedio que tomar partido en la guerra.
-Ariadna, eres una chica muy inteligente; pero no creas que eres la única que hace planes. Tú tienes tus intereses; yo, los míos. No es nada personal.
-Bueno… Pero explícame aún otra cosa: ¿cómo sabes que no voy a rebelarme contra ti? Fuiste mi subordinado, llegué a cogerte aprecio; pero eso no significa nada. Y menos después de lo que me has contado.
-¿Qué te he contado? ¿He hecho algo malo, acaso? Ni tan sólo te he mentido. Puedo haberte ocultado lo que pasaría; pero eso no es mentir. Y tú misma dijiste que te sentías mucho más identificada con Astracán que con Erthos. Ahora puedes demostrar tu fuerza y tu astucia; te pagaré muy bien los servicios. Y luego, cuando todo acabe, te marcharás. Sólo será un negocio más.
Autor: Javier García Sánchez,
desde las tinieblas de mi soledad.
31-01-2019.