Reto de 100 palabras del mes de septiembre de Escribir jugando, de Lídia Castro:
Cuenta la leyenda que a las afueras de Tokyo se halla donde la vieron por última vez. Desde entonces han pasado más de cinco mil años, y no ha vuelto a manifestarse. Sólo se tiene de ella una vaga imagen por el testimonio de unos hombres que se deslumbraron por aquella belleza de piel clara y enigmática mirada; una mirada seductora y desafiante a un tiempo. Se acercó a la fuente con paso calmado, sin volver la espalda, concentrada. Al contacto con el agua, su cuerpo esbelto y fino se transformó en un dragón que huyó al cielo. Su nombre era Izanami.
Relato basado en el reto de Lídia Castro:
Pocos creen aquella historia; la ven como una simple leyenda; como un cuento que les cuentan a los niños para que se duerman. Pero no le dan crédito. Sólo unos cuantos elegidos confiamos en la veracidad de los hechos. Sé que puedo parecer pedante y vanidosa al considerarme a mí misma como una elegida; pero es que sé que lo que digo es cierto; del mismo modo que sé que Izanami sigue existiendo.
La primera vez que supe de ella fue de pequeña, cuando mi padre me contó aquella historia una noche, sentado junto a mi cama. Me quedé tan emocionada, que en los días sucesivos le pedí que me la repitiera. Cuando, ya en la primaria, nos hablaron sobre aquello, yo ya me conocía de memoria la leyenda, de las veces que la había escuchado. Pero algo en mí me decía que no era tan sólo una leyenda. Era demasiado hermosa.
Hacia más de cinco mil años de aquel suceso. Entonces se había visto por primera y última vez a aquella mujer, de la cual no se conserva ninguna pintura; sólo, la descripción meticulosa que hicieron unos campesinos que la vieron caminar desnuda por la espesa selva que era lo que hoy es este infierno de rascacielos y superpoblación en que se ha convertido Tokyo. Eran un total de cinco hombres que, atraídos por su belleza, la siguieron, con ánimo de forzarla, como habrían hecho con cualquier otra mujer. Aguardaban el momento oportuno, cuando se hallaran a suficiente distancia del pueblo para que los gritos de ella no se oyeran; procuraron acercarse sigilosamente, para que no pudiera escapar. Pero, de repente, ella se giró; y, al hacerlo, vio a los cinco hombres. Mas sus ojos no transmitieron pavor, sino desafío; una mirada amenazante que los dejó paralizados. Sintieron que el frío se apoderaba de sus cuerpos y que no podían dar un paso; que esa hermosa mujer de oscura y salvaje melena que le caía graciosamente por encima de los senos, su codiciado deseo, los observaba con las pupilas encarnadas. Sus pupilas fruncidas decían las palabras que los finos labios callaban; imprimían implacables la sentencia admonitoria.
Cuando tan sólo unos metros les separaban de su presa, no tuvieron más remedio que observar cómo se volvía a alejar. La vieron llegar a la fuente de la que se servían las aguadoras del pueblo y beber de ella; y, en el momento de hacerlo, su cuerpo, que minutos antes había despertado los más crueles instintos en aquellos campesinos, se transformó en un gigantesco dragón. El grito que oyeron en el pueblo, lejos de ser el de una inocete muchacha pidiendo ayuda, era el de los cinco hombres, que habían conseguido arrancar sus pies del suelo y empezar a correr después de que la bestia se lanzara contra ellos para, acto seguido, desaparecer en el cielo.
Nadie creyó a aquellos hombres; aquella historia era del todo inverosímil; y nadie había visto a la supuesta mujer. En cualquier caso, su historia fue bien acogida por lo entretenida que era, y se transmitió de generación en generación. Nadie volvió a ver a Izanami.
Después de tanto tiempo, me sorprende que la gente diga sin darle crédito a la historia. Por de pronto, voy a recorrer las calles de esta horrible ciudad. Quiero visitar esa fuente y beber su agua.
Autor: Javier García Sánchez,
Desde las tinieblas de mi soledad.
01/09/2019.
Me ha encantado tu relato, es un agradable reto el que tenéis, también he leído hoy el de otro compañero.
Muy buenas tus palabras.
Un saludo.
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Muchas gracias, amiga. Las participaciones son muy buenas. Aunque no se gane, se disfruta leyendo a los demás.
Un saludo.
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Una propuesta bien trabajada😉
A ver qué se me ocurre a mí, jaajjj
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Jeje. Muchas gracias, Sadire. El micro ya está, pero aún no he podido publicarlo en el blog de Lídia.
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Siempre es un gusto leerte, Javi 🙂
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Muchas gracias, Mamen!
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Un micro molt bonic, Javi. Una figura femenina convertida en un drac al tocar l’aigual. No sé si saps que els dracs de la mitologia japonesa, no són d’aire, sinó d’aigua, així que incorporar l¡aigua de la font just en la transmutació ha estat molt inteligent.
El teu estil guanya quan no tens límits de paraules. Les teves descripcions són molt maques en el relat llarg.
Moltes gràcies per participar en el repte, Javi. Una abraçada 🙂
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Moltes gràcies, Lídia! En honor a la veritat, però, tinc que dir que lo del drac d’aigua ha sigut casualitat. En quant a lo que dius sobre els relats llargs, molt agraït. Els curts se’m fan molt difícils.
Petons, maca#
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