*Reto de Lídia Castro de febrero, Escribir jugando. Cita de un descubrimiento: la aspirina, de 1828.
Ya habían pasado muchos años de su tierna juventud, cuando disfrutara de tan gratas experiencias con el hombre que la acompañaría durante dos tercios de su vida, aquel insaciable que la dejaba agotada tras una noche de sexo salvaje y desenfrenado, que prácticamente le obligaba a tomar una aspirina para volver a ser persona.
Ahora, con una mezcla de nostalgia y de indiferencia, con las manos cruzadas en el regazo, recordaba su mirada lasciva mientras sorbía el café aderezado con unas gotas de cianuro. Una medida extrema, pero necesaria. Aquel hombre le había provocado los mejores y mayores orgasmos de su vida; pero aquel comportamiento salvaje la dejaba descompuesta. No le había dejado alternativa.
*Escrito basado en el reto de Lídia Castro:
Era ya una larga vida que arrastraba a sus espaldas; casi había perdido la cuenta de los años. ¡Había pasado tanto tiempo! La joven que un día había reído optimista; aquella mujer luchadora, hambrienta por comerse el mundo, había visto cómo se sucedían los días; cómo sus seres queridos, a quienes llegara a pensar que nunca perdería, iban muriendo uno tras otro; cómo sus ojos se iban nublando, hasta el punto que ya no podía gozar de sus lecturas; cómo sus huesos la traicionaban y amenazaban con derribarla al caminar, incapaces ya de sostenerla; cómo, en definitiva, su cuerpo se iba enfriando, hasta que un día ya no muy lejano se apagaría.
Ahora yacía en aquella vieja mecedora, ya anciana, con los grises cabellos cayéndole a ambos lados, como si fuera un tejado de dos aguas. Se tapaba con una manta, lo cual no le había impedido encender la hoguera de la cabaña donde vivía desde que la comprara con su esposo hacía ya cincuenta años. ¡Cuánto tiempo había pasado de aquello! ¡Medio siglo! ¡Qué bien lo pasaron juntos! ¡Cuántas risas! Los amigos siempre les decían que hacían una pareja perfecta; que nunca habían visto dos personas tan unidas. Sus amigas a menudo le telefoneaban para contarle alguna queja del marido; que pasaba demasiado tiempo con los amigos; que una noche había vuelto a casa borracho; que gastaba mucho en el juego… Ella no. Su esposo era una joya; muy atento y detallista. Sólo tenía un defecto. Pero, ¿cómo contarlo? No le habrían creído; habrían dicho que exageraba; y, lo que ella consideraba un defecto, sus amigas lo habrían visto como un don.
Todo empezó en la noche de bodas. Ambos estaban radiantes, y todo auguraba una gran fiesta. Y así fue, aunque él se pasó con los fuegos artificiales. Fueron cinco horas de sexo salvaje que la dejaron agotada, descompuesta. Habría perdido un kilo por polvo. Necesitó dos aspirinas para aplacar el fuerte dolor de cabeza.
De todos modos, se dijo que sólo había sido un mero accidente. Él siempre había sido muy pasional, pero también comedido. Lo de aquella noche debía de obedecer a la excitación debida a la ceremonia. En los días sucesivos las aguas volverían a su cauce.
El problema fue que eso no ocurrió. Aquel hombre era un semental; todos los días tenía la misma hambre insaciable; y todos los días la dejaba dolorida y con la irrefrenable necesidad de tomar aspirinas. Sólo descansaba los días en que tenía el período. ¡Quién iba a decirlo! ¡El pinche período se le presentaba ahora como su salvador! Para pner fin a aquel interminable suplicio, no le quedó otra que cortar por lo sano.
Aquella mañana tuvo el detalle de prepararle el desayuno. Le respondió con una gentil sonrisa a la de él, cargada de deseo, dispuesto para otra embestida. Pero no. Aquel día no. Nunca más. Unas goras de cianuro en el café hicieron su función. El esposo cayó fulminado.
¿Por qué la había amado tanto? ¿Por qué había tenido que ser tan pasional? Ahora, con las manos cruzadas en el regazo, recordaba aquéllos tiempos.
Autor: Javier García Sánchez,
desde las tinieblas de mi soledad.
19/02/2020.
Pero què bèstia que ets!!! jajajaja Es brutal la historia que ens expliques, mai hagués imaginat que aquesta dona tingués aquesta vida darrera la seva imatge angelical. Què bèstia!
Moltes gràcies per participar en el repte, Javi. Si pretenies sorrpende’m, ho has aconseguit jajaja
Una abraçada.
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Jajaja. M’alegro que t’hagi agradat, Lídia!
Una imatge angelical por amagar una ment molt freda, calculadora i perversa.
Una forta abraçada per a tu!
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Un poco drástica la solución… pero el relato está muy bien. Me ha gustado.
Un abrazo.
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Jeje. Muchas gracias, Estrella. Me alegro de que te haya gustado.
Sí; la mujer tomó una medida muy extrema. Pero tenía que hacer algo así para llamar la atención.
Besos, amiga.
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Me quedo con lo mismo que bien dices en tu relato, lo que para algun@s es un defecto, para otr@s sería una segura bendición… en fin, para gustos los colores y, por suerte, tu relato los tiene todos porque está fantástico!
Un beso.
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Hola, Alma! Muchas gracias por tu comentario! Es muy halagador! Me alegro mucho de que te haya gustado! Un beso!
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Grandes males? 😂😂😂
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Esa chica no sabía valorar lo bueno 😂😂😂!
Muchas gracias, Rosa! Me alegro mucho de que te haya gustado! Un beso!
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Asumi que era grande 🤣🤣🤣🤣
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😂😂😂
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Cual es mi respuesta la de: «Grandes males? 😂😂😂» jajajajaja
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Después hay un segundo comentario.
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Vale lo vi! 😁
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A grandes males, grandes remedios 😁 me ha gustado tanto la versión del reto como la extensión🐾
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Perdona, Rosa. Mí respuesta se publicó como respuesta a otro comentario.
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No tiene desperdicio la historia. Todo un relato noir para satisfacción del lector. La señora un tanto radical pero si ha de ser así, así sea 🙂
Un placer pasarme y saludarte, así como leer 🙂
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Muchísimas gracias, maga! Me hace mucha ilusión tu comentario! Por cierto: tu nombre me hizo pensar en Rayuela, de Cortázar. Un abrazo.
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Ja, ja, ja; la señora un poco loca. El relato, excelente.
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Jeje. Muchas gracias, mi tesoro. Te amo, vida mía ❤️.
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