-¡¿Pero qué te ha pasado -exclamó Eva cuando vio llegar a Adán, que caminaba curvado y con dificultad, apoyándose en la azagaya; detrás de él lo seguía Lilith-!?
-Lucio lo penetró.
-Vuestro amigo es un salvaje. ¿Y decís que ese tipo os ha prometido la vida eterna? ¿recobrar la inmortalidad? Pues yo no sé hasta qué punto me compensa, si he de volver a pasar por lo de hoy.
-Vamos, hombre, no seas así -volvió a contestarle Lilith. Ya viste que yo gocé como una loca.
-Quizá sea porque lo estás -respondió con desdén Adán; y después, volviendo a dirigirse a Eva-. Ésa fue toda mii experiencia de hoy. Gritar como un poseso mientras un energúmeno me dejaba el ano hecho un colador y ver cómo tu amiga gemía de placer con ese chiflado. Fue muy frustrante la experiencia, la verdad.
-¡Pobre! ¡Es que eso es una barbaridad! Es como pedirle a un tipo que no ha corrido en su vida y que ha tenido una vida sedentaria que corra en una maratón -condescendió Eva-.
-¡Albricias! ¡Alavado sea el señor -exclamó Adán, mientras levantaba los brazos y alzaba la mirada hacia el techo de la cueva, sin variar la expresión grave de su rostro-! ¡Por fin alguien con un poco de sentido común! ¡Alguien que me comprende! ¡Por fin una de mis esposas tiene un poco de empatía! ¡Y lo más impresionante de todo: se ha atrevido a contradecir a la otra!
-Deja de lavar a ese señor, que ya está demasiado arrugado para que lo empañes con más agua -repuso Lilith en tono burlesco. A continuación le dijo a Eva-. Lo que ocurre es que Lucio le preguntaba si había tenido sexo con otros hombres, pero el amigo, que es medio tonto, no se enteraba; y a Lucio no se le ocurrió otra cosa que ponerlo a cuatro patas y empezar a meterle el churro.
-¡Sí! ¡Y cuando terminó todavía fue tan cabrón de preguntarme si me había gustado! Dices que soy medio tonto por no entender su pregunta. ¡Pues ese tipejo es pendejo perdido si me pregunta en serio si me ha gustado, después de cómo gritaba!
-Lilith, cariño, lo que dice es cierto. La verdad es que Lucio no estuvo muy acertado que digamos.
-Bueno… Creo que se quedó prendado de Adán. Si hubieras visto cómo lo miraba y lo remiraba de arriba abajo. Aquello fue amor a primera vista.
-Amor no correspondido.
-Pero lo impresionaste; eso no es nada fácil. Estoy convencida de que fue eso lo que le hizo perder la cabeza; y en su afán por impresionarte hizo lo que hizo.
-¿Ah, sí? ¿Ésa es la manera que tiene de cortejarme vueestra amada divinidad? Pues ahora no voy a poder tener sexo con vosotras durante al menos una semana; y eso si es que consigo reponerme en ese plazo. En cuanto a ti, Eva, te recomiendo que hasta que llegue ese momento no te pongas de parto; y, si el niño quiere salir, te lo metes dentro de nuevo. Ahora no podría asistirte; tendrías que dejarte en manos de la loca de tu amiga. Pero el problema es que yo no podría hacerme cargo de los chamacos; son tres; y a duras penas me mantengo en pie.
-Desde luego, si Lucio actuó así por amor, es que verdaderamente lo hiciste enloquecer -comentó Eva-; y lo entiendo. Pero, si quieres que te dé un consejo, creo que, más que quedarte acostado durante una semana, lo que en verdad te conviene es incrementar la actividad sexual para reponerte lo antes posible. Además: ¿de qué íbamos a comer si te quedas tumbado?
-Tenéis dos brazos y dos manos cada una; podéis cazar igual que yo.
-Adán, cariño, haazme caso -prosiguió Eva-. No te digo esto porque quiera que nos cojas a Lilith y a mí, que también; sino porque si te quedas encamado se te agarrotarán los músculos. Y, si regresas al poblado y coges con otros hombres, verás que le vas tomando el gustito; y al final serás tú mismo quien quiera coger con Lucio.
-No sé cuál de las dos está más loca.
Autor: Javier García Ninet,
un bohemio romántico.
Desde el fuego de mi perversidad.
06/10/2021.
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