UNA NUEVA ETAPA (LXXX)

-Eres muy perspicaz; es ésa una cualidad tuya que aprecio mucho.

<<La eternidad, como bien apuntas, puede llegar a hacerse tediosa, y más si no tienes con quién compartirla; por eso te ofrecí mi protección frente a mi hermano.

-De ese modo saldrías de tu soledad. La cuestión ahora es si yo no caería en algo peor.

-¿Algo peor que la soledad? ¿De verdad crees eso posible?

La plática empezaba a dar un giro interesante. Ambos nos mirábamos a los ojos; de los suyos había desaparecido cualquier atisbo de mofa o de ironía, acaso contagiados por la severidad de los míos. Las voces habían adoptado ese tono grave de los momentos cruciales, como si de un duelo se tratase.

-Según dices, no te importa que pruebe con Gabriel a ver cómo nos va. Mi duda ahora es cómo afrontaría en cambio si me fuera bien con él o con cualquier otro y luego tuviera que estar contigo para siempre; eso me da mucho vértigo.

-Admito que es una decisión muy complicada; implica un cambio radical en tu percepción de la vida.

-¿Y no cabría una solución intermedia?

-¿Cuál?

-Que le ofrezcas tu protección también a él.

-Cariño, eso que me pides es del todo punto inviable. Ya sabes lo desquiciado que está mi hermano; que hará una masacre. Con ocultarte a ti haré mucho; pero si empiezo a hacer excepciones, al final descubrirá el plan; y tú correrías peligro.

-¿De modo que la disyuntiva se reduce a quedarme contigo o a seguir su suerte?

-Sí; así es.

-Entonces rechazo tu protección. Prefiero perecer antes que tener una existencia ligada a una única persona por la que, además, no siento ese cosquilleo que me ha despertado otro.

-Eso también me parece admirable. Tu modo de razonar; ese negar la inmortalidad a cualquier precio.

<<Veo que esta vez te ha dado fuerte; que te mantienes fiel aún antes de iniciar una relación formal. Eso dice mucho de ti. Y me alegro también mucho por Gabriel; es un buen tipo. Lo único que me incomoda es que comparta nombre con ese lacayo mercenario; pero eso no es grave; no es algo que afecte a su personalidad.

Ahora la sorprendida era yo.

-Entonces, ¿no vas a hacer nada?

-¿Y qué quieres que haga?, ¿Que le provoque un accidente a un pobre infeliz por haber tenido la grandísima suerte de atrapar tu corazón? Ya ha tenido bastante en la vida. Además, me has dicho que no soportarías la inmortalidad con mi única compañía. Si pudiera complacerte y permitir que estuvieran él y otros, lo haría; pero no puedo. ¿Qué me queda?

-Es muy extraño lo que me ocurre con Gabriel; lo admito. Nunca he creído que pudiera gustarme un chico así, tan débil, tan inseguro…

-Ya -Me cortó.-; a ti siempre te han atraído más los tipos como yo -Dijo, retomando su sonrisa impertinente y vanidosa. Me reventaba esa actitud; pero en este punto debía conceder, siquiera para mí, que cuanto decía era verdad.-.

-¡¿Cómo te atreves!? ¡Ya quisieras tú tener la mitad de altura moral y de dignidad que tiene Gabriel! ¡No le llegas a la suela! ¡¿Entiendes ahora por qué no podría pasar la eternidad contigo!?

-Chilla todo lo que quieras. El orgullo te devora y me niegas lo que para tus adentros sabes que es cierto; y tú misma acabas de decirlo. Nunca creíste que pudieras enamorarte de alguien como Gabriel, porque Gabriel es todo lo contrario de lo que buscas en un chico; y lo más contrario a Gabriel soy yo.

¿Qué hacer? Me veía atrapada en una paradoja a la que no veía salida. Luis tenía razón; él lo sabía, y más por mi falta de respuesta. Su sonrisa cínica me desquiciaba.

Autor: Javier García Sánchez,

desde las tinieblas de mi soledad,

09-02-2018.

2 comentarios en “UNA NUEVA ETAPA (LXXX)

Deja un comentario